Los ‘Daddy Cadi’ destronan a ‘La Cámara de los Balones’ en el Altozano

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Javier Fernández Maeso


Que los ‘Daddy Cadi’ cantan reggaeton es como decir que la gitana del Altozano va de fallera mayor. Pero la cultura del género urbano en España escasea como las piscinas públicas en Triana. Pedir rigor en este aspecto es como esperar de un nonagenario que gane una partida de Fortnite a un adolescente. De comparaciones va hoy la cosa.

Y es que los chirigoteros sevillanos se erigieron anoche como líderes de los espectáculos de la Velá de Santa Ana en la Plaza del Altozano, haciendo trizas la hegemonía que ha mantenido durante los últimos años el show radiofónico de ‘La Cámara de los Balones’. Lo superaron por aforo -que ya es difícil- y motivación del público congregado.

Da igual lo que canten los ‘Daddy Cadi’; a la gente le gusta y no era una sorpresa que el Altozano se pusiera a rebosar. El furor carnavalesco se acrecenta en la capital hispalense con el paso de los años y el éxito de la chirigota sevillana es el último impulso a esta afición por la fiesta de Cádiz. Desde el Tardón, donde tienen el local de ensayos los héroes de la noche, llegaron los chirigoteros para protagonizar una estampa que no se recuerda en la trianera plaza.

Mucho público de más allá del puente contribuyó a este lleno absoluto en la Plaza del Altozano. Apenas se podía encontrar un hueco entre hombro y hombro para ver el escenario. Desde el principio se notaba a lo que había ido allí la gente (a ver a Emilio Caracafé, precisamente, no). Una pena, pues el artista tresmileño tuvo que lidiar con unas condiciones técnicas inapropiadas que alargaron eternamente el inicio de su concierto y desdibujaron la calidad del sonido en directo.

El guitarrista, reconocido y respetado a nivel local en el flamenco, estuvo acompañado por el talentoso cantaor onubense Arcángel, el incansable José Manuel Soto y el elegante bailaor trianero Paco Vega, entre otros. Pero la mayoría de la gente allí estaba a lo que estaba (¿Cuándo van a salir los ‘Daddy Cadi’?) y charlaba completamente ajena a la calidad de los artistas que había sobre el escenario.

Cuando fue el turno de los chirigoteros, el público en pie se deshizo en ovaciones. ¿Recuerdan el Altozano a rebosar, entero en pie, cantando y bailando? ¿Visualizan a un público de todas las edades bajo el paraguas de bombillas recitando la misma letra que se sabe de pe a pa? ¿Se imaginan a la gente en la Velá cantando “Qué bonita está mi Cádiz, qué bonita mi ciudad, que rebosa de alegría cuando llega el carnaval”? Pues todo eso ocurrió anoche.

Pero, ¿se imaginan al Falla cantando ‘Sevilla tiene un color especial’? No, eso no ha ocurrido de momento. Por eso en Triana se demostró una vez más que somos un barrio de acogida y resultado del paso de muchas civilizaciones; abiertos de mente y sin complejos. Eso sí, alguno hizo su particular versión adaptando el cántico a la ocasión: “qué bonita está Triana, qué bonita mi ciudad, que rebosa de alegría cuando llega la Velá”.

En cualquier caso, el Falla no ha cantado ‘Sevilla tiene un color especial’ pero con los ‘Daddy Cadi’ todo es posible. Son jóvenes con ingenio, cantan y se mueven bien, aman el carnaval, tienen arte, improvisan genial y exhiben el resultado de horas de trabajo. Ese coctel, unido a su acierto de aprovechar algunas de las positivas cualidades rítmicas del reggaeton para sus composiciones, es sinónimo de éxito.

Suficiente para superar al rey de los espectáculos en la Velá desde hace varias ediciones: el programa ‘La Cámara de los Balones’ de Radio Sevilla. Aunque este año el Yuyu y compañía ni siquiera han aparecido por Triana. Manu Sánchez y Fran Ronquillo lideraron este espacio la noche del pasado lunes en el Altozano, con la colaboración de El Koala. Pero sin rastro de los geniales imitadores que año tras año hacen llorar de risa al público trianero.

Igualmente, la acogida de los ‘Daddy Cadi’ fue muy superior a todo lo que se recuerda, años ha, en la Plaza del Altozano. Brindaron a Triana el mismo espectáculo que al Falla el pasado mes de febrero, el que les hizo quedar segundos en el concurso de chirigotas a 0,99 décimas de los ganadores, y añadieron letras nuevas y se atrevieron con composiciones propias de temporadas anteriores. El show duró hasta la 1 de la madrugada aproximadamente pero el público de ayer estaba dispuesto a aguantar lo que le hubieran echado.

Eso sí, anoche la culpa no fue del reggaeton. Sencillamente porque no hubo. Quien quiso escuchar reggaeton estuvo el 14 de junio en el Palacio de los Deportes de San Pablo.

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