Inmensa Manuela
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FOTO: Bienal de Flamenco / Claudia Ruiz Caro.
Javier Fernández Maeso | @JaviFdezMaeso
En la Vega de Triana nació una estrella, una leyenda viva del baile flamenco que anoche cautivó al público asistente al Teatro de la Maestranza en una de las citas más esperadas de la XXII Bienal de Flamenco de Sevilla. Manuela Carrasco salió al escenario y con solo abrir los brazos lo llenó todo. Lo que vino después fue un regalo extra.
Con la dirección de Antonio El Pipa, la trianera presentaba el espectáculo ‘Manuela’. Para ello se rodeó de tres reconocidos cantaores como Jesús Méndez, Antonio Reyes y Enrique ‘El Extremeño’. A la guitarra estuvieron su marido, Joaquín Amador, Ramón Amador y Pepe del Morao.
Los tres cantaores comenzaron la noche cantando por bulerías y Manuela Carrasco dejó los primeros detalles de su grandeza, elegancia y gitanería. Mucho rango y categoría. Cada gesto, cada mirada, cada movimiento de Manuela es auténtico y artístico. Hasta tres cambios de vestuario tuvo a lo largo del espectáculo. Algo natural tratándose de una diva del flamenco.
Tras las bulerías se retiró. Entonces cada cantaor entonó un fandango y, después, Antonio Reyes interpretó unos tientos-tangos acompañado por Pepe del Morao, cuya limpieza tocando la guitarra es sensacional. Manuela regresó al escenario para bailar una caña, cantada por Jesús Méndez. Fue una delicia el taconeo clavando el compás como si de un reloj suizo se tratase. Dejó nuevas lecciones de su maestría y, a sus 64 años, se entregó como si tuviera 20. De nuevo desapareció de la escena, agarrada de Jesús Méndez, con la mirada en alto, superior, majestuosa.
Continuó Méndez con el cante interpretando una zambra y, Enrique ‘El Extremeño’ tomó el relevo con unas malagueñas-verdiales. Luego volvió Manuela y se entró en la recta final del espectáculo. Antonio Reyes cantó por seguirillas y la trianera, que se sentó antes de empezar a bailar, sobrecogió al público con la profundidad de su mirada, demostrando con soberanía cómo se sienta una flamenca.
Con un traje azul deleitó a los presentes con su baile por seguirillas durante unos minutos para, seguidamente, retirarse y realizar el último cambio de vestuario. Entretanto, Méndez, Reyes y ‘El Extremeño’ cantaron soleá por bulerías dejando patente su talento. También se arrancó Ezequiel Montoya por este palo.
Manuela hizo su última aparición sobre las tablas del Maestranza para bailar por soleares al cante de ‘El Extremeño’. Con traje negro y chaquetilla roja echó el resto brindando al público los últimos compases de su magnificencia. La bailaora levantó la mano al cielo tras rematar la faena y el elenco se marchó en conjunto, comandado por Manuela, sin olvidar los respectivos saludos.
Una noche para la gloria de nuestro barrio con esta trianera, hija de ‘El Sordo’, cuñada de La Susi, que se paseaba de niña por el extinto barrio Máquina con otros grandes artistas que ha dado el arrabal, como El Morito, Carmen y Carmelilla Montoya, que ya bailaba antes casi de saber andar en aquellos toldos, la familia Amador… Antes de irse, Manuela se arrodilló y besó las tablas del Maestranza. Como si cada paso que dio por ellas durante el espectáculo no fuera un beso. Inmensa.
ELENCO ARTÍSTICO
Baile: Manuela Carrasco.
Cante: Jesús Méndez, Enrique ‘El Extremeño’ y Antonio Reyes.
Compás y cante: Ezequiel Montoya y Juan Tomás.
Guitarras: Joaquín Amador, Ramón Amador y Pepe del Morao.
Violín: Samuel Cortés.
Violonchelo: María Lomas de Goñi.
FICHA TÉCNICA
Coreografía: Manuela Carrasco.
Música: Joaquín Amador.
Dirección escénica: Antonio El Pipa.
Iluminación: Marcos Serna.
Sonido: Pepe Carnacea y Quique Seco.
Vestuario: Carmelilla y Vestuario Flamenco.
Mantones: Foronda.
Zapatería: Osuna.
Regidor: Hugo Pérez y Gabi López.
Maquillaje y peluquería: Manuela López.