Junior Míguez y La Flaka dan una lección de trianería

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Javier Fernández Maeso | @JaviFdezMaeso


Si el pasado viernes los vecinos más pequeños del barrio tuvieron la primera actividad orientada a ellos, los mayores de la barriada de Santa Ana disfrutaron ayer de un torneo de petanca. Después, la competición continuó por la tarde con la clásica cucaña, esencia y emblema de nuestra Triana, con las banderitas que coloca la familia Andana desde hace varias décadas, pero la segunda jornada completa de Velá llegó a su culmen con la actuación musical que La Flaka y el Junior realizaron en la Plaza del Altozano.

La población de Triana, un tanto envejecida por los factores socioeconómicos que afectan al arrabal desde hace tiempo, tiene un espacio en reservado en la agenda de dicha fiesta, con lo cual este hecho cobra especial importancia. A las 9:00 horas, nuestros mayores  se reunieron en la trianera barriada de Santa Ana para celebrar un torneo de petanca. A las 18:30 horas, comenzó la segunda tarde de cucaña, que dejó las bellas y tradicionales a las que nos tenía acostumbrados antes de la pandemia.

Una gran masa de público se citó a las 22:00 horas en el Altozano para deleitarse con la actuación musical del Junior y La Flaka, matrimonio artístico y también en la vida real, que protagonizaron el cartel de la ‘Noche Joven’. Los artistas de la calle Castilla estuvieron acompañados de muchos familiares y amigos durante el concierto y supieron conectar a la perfección con los asistentes. Jugaban en casa.

Un acierto del Distrito esta contratación. Son dos profesionales reconocidos de Triana, que sienten y pregonan el barrio allá por donde van -también con su música-. La Flaka, con su peculiar y colorido timbre de voz, cantó sus canciones y revolucionó al público por rumbas y bulerías. Para cantar por este último palo del flamenco invitó al escenario a su familia (su abuela María, su madre, su tía, su hija…).

Junior tomó el relevo pero la Flaka no se bajó del todo del escenario. Con sombrero, gafas de sol y una peculiar camisa de mangas cortas obsequió al público con su clásico ‘Tum Taraka’ para comenzar su intervención. Continuó con otros temas relacionados con el barrio. Ambos artistas quisieron subir también a la tarima a su hijo Romeo, que con algo de timidez ayudó a su madre a cantar el tema ‘Caramelo’. El pequeño lleva a Triana en su ADN y, poco a poco, se fue animando, por lo que terminó bailando con una mezcla de los estilos de sus progenitores. Cerró la noche La Flaka cantando su personal y exquisita versión de ‘Alegría de vivir’ (Ray Heredia).

Una vez finalizada la música en la Plaza del Altozano, el público se fue dispersando y dirigiendo a la calle Betis, que estaba hasta las manillas, pero en cuestión de una hora y media se vino abajo de público, mucho más de lo esperado. Salvo algún incidente que se produjo a la altura de la caseta de la hermandad de la Pastora, propiciado por algunos vendedores ambulantes, transcurrió la noche con normalidad y sin más sobresaltos. Pero los que estuvieron en el Altozano se llevaron aprendida una gran lección de trianería.

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