Joya Dieng (Trianera Adoptiva): “Triana es mi vida”
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Joya Dieng en su puesto de la calle San Jacinto. | FOTO: Javier Fernández Maeso.
Javier Fernández Maeso | @JaviFdezMaeso
Lleva 25 años repartiendo alegría con su sonrisa y haciendo barrio en plena calle San Jacinto, justo frente al IES Triana, donde monta su puesto de venta ambulante, especializado en bolsos y diversos accesorios. El cariño y la positividad con la que trata a vecinos, clientes y alumnos del instituto han calado muy hondo del corazón trianero y han valido para que el pasado 21 de julio fuera distinguida como Trianera Adoptiva en la Plaza del Altozano durante el acto inaugural de la Velá de Santa Ana.
Senegalesa de origen, Joya Dieng (Louga, 4 de noviembre de 1977) se casó con 15 años y, solo un año después, en febrero de 1992, cuando la capital andaluza acaparaba las miradas del resto del mundo por la Expo, llegó a Sevilla en avión con su marido. Se instalaron en Bellavista aunque “allí nada más que voy para dormir”, confiesa. Comenzó ganándose la vida en mercadillos, si bien los días de lluvia no se celebraban, por lo que eran horas de trabajo perdidas. Con su acento trianero-senegalés va relatando su historia, que desemboca en Triana a los cinco años de aterrizar en Sevilla.
- ¿Cómo llegaste al barrio?
– Llevaba una semana lloviendo. Mi marido, mis dos hijos y yo nos veíamos muy apurados. Uno de mis hijos tenía dos años y el otro tres. Aún no había nacido el tercero. No teníamos para comer. Eso no podía ser. Cogimos los paraguas y llegamos a Triana dando vueltas. Vimos tanta gente…
- ¿Montasteis el puesto en este lugar directamente?
– No. En la puerta del Polvillo. Vendimos todos los paraguas. Pensé: “¡ay, qué bien!”. Fuimos a por más y la policía se los llevó. Sin embargo, la zona era muy buena. Así que fui al Ayuntamiento a solicitarla y me concedieron el espacio aquí, frente al instituto. Desde entonces no me he movido y no he vuelto a los mercadillos.
- ¿Qué significa para ti Triana?
– Ufff… Mucho. Esto es mi vida. Si tengo problemas en casa, porque somos humanos, cuando vengo aquí se me quita todo. Nada más llego, aparco mi coche, veo a mi gente, “hola y adiós”, ya… Ellos me lo han dado todo y me lo siguen dando.

Joya Dieng, Trianera Adoptiva, arreglando su puesto de la calle San Jacinto. | FOTO: Javier Fernández Maeso.
- Estás muy integrada en el barrio.
– Entro en cualquier sitio; la farmacia, La Salmantina, donde sea, y me entregan lo que quiero. Y tengo aquí madre, hermanas, primas, cuñadas… Pero estoy hablando de españoles, trianeros. Me dicen “ay, hija mía” y respondo “ay, mi madre”. O “adiós, cuñado”, “primo”, “hermano”… De tanto que me quieren, el cariño que me dan. Económicamente también, en cambio lo otro vale más. Aquí me siento segura. Siempre he sido y me he sentido trianera. Lo soy y lo seguiré siendo. Triana es todo para mí y lo digo con el corazón. No encuentro palabras para su gente.
- Aunque tuvo que ser duro dejar tu país.
– Claro, era una niña. Pero bueno, vine con mi marido, que siempre me ha tratado bien. A día de hoy, mis hijos son maravillosos. El mayor tiene 28 años, el segundo 27 y el pequeño 20, que está haciendo un ciclo formativo de carrocería. Los dos mayores se han ido a Inglaterra porque en Sevilla no encuentran trabajo. Aunque allí la situación es muy difícil por el Brexit. No tienen papeles. Ahora mismo son “ilegales”.
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Antes de recibir el premio en la Plaza del Altozano, Joya estaba “nerviosa. Espero que esté la gente ahí apoyándome. Todo el mundo se ha apuntado. El que se entera me manda un WhatsApp y me dice que va a estar. Vendrán mis hijos, aunque uno no encuentra billete para viajar. Dos de ellos sí están aquí. Y más familiares”.

Antonio Muñoz, alcalde de Sevilla, entregó la distinción como Trianera Adoptiva a Joya Dieng el pasado 21 de julio en la Plaza del Altozano durante el acto inaugural de la Velá de Santa Ana 2022. | FOTO: Javier Fernández Maeso.
Cuando Antonio Muñoz, alcalde de Sevilla, le entregó el galardón ante el público del Altozano, Joya era la más eufórica de los premiados. Un derroche de naturalidad y emoción sincera. Hasta el punto de que, una vez terminado el acto, agarró el micrófono y le costó despegarse de él. No podía parar de deshacerse en elogios para Triana y sus vecinos.
Al día siguiente, el premio lucía en su puesto de la calle San Jacinto mientras vendía orgullosa. Los vecinos pasaban y le daban la enhorabuena, abrazos y besos, tal y como llevaban haciendo desde que se conoció la noticia de su nombramiento el 7 de julio. Su día a día en el barrio es un no parar, entre encuentros, saludos y gestos de cariño.
Pero una de las vivencias que más conmueven a Joya es que los niños del IES Triana la recuerden años después de dejar el centro. “Con algunos me he reencontrado al tiempo cuando han venido al instituto a traer a sus hijos”, explica asombrada. Un afecto que pasa de generación en generación. Atesora el cariño de los alumnos, el de sus padres, los vecinos y el barrio enmarcado en un galardón que encierra una historia de superación y amor por Triana.
Triana es única, que se echa de menos cuando, por trabajo, tienes que abandonarla.