Los 5 puntos negros de la Semana Santa 2018
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El Cachorro cruzando el Puente de Triana en la tarde del Viernes Santo de 2018 / FOTO: Javier Fernández Maeso
POR JAVIER FERNÁNDEZ MAESO
Una vez finalizada la Semana Santa, toca evaluar lo vivido y detectar las cuestiones a mejorar de cara al próximo año, con el objetivo de que se subsanen en la medida de lo posible para no volver a tropezar con la misma piedra. La Semana Santa es uno de los tesoros más valiosos que conforman nuestra cultura y, por ello, los sevillanos tenemos que ser los primeros en cuidar esta fiesta.
Huyendo de lugares comunes y viejos conocidos de cada año, como las sillas portátiles o ‘las carreritas’, nos centramos en los siguientes puntos negros de la Semana Santa 2018 como aspectos a mejorar.
La mala educación de los niños de la carrera oficial. Cada año se hace más insoportable. Mientras los padres de los niños se toman una copa o un café, o charlan distraídamente con otros adultos, la calle Sierpes se convierte en una especie de Puerto Perico cofrade donde los niños corretean sin control, faltando el respeto continuadamente a los nazarenos. Aburridos de estar una tarde entera en el mismo espacio y sin supervisión ninguna, piden cera insistentemente en un lugar donde es un peligro dar cera, puesto que inclinar el cirio en la estrechez de Sierpes es sinónimo de tropiezos para diputados de tramo y los propios niños, que además pueden quemarse fácilmente transitando por medio de la fila de nazarenos en cuanto uno de ellos eche al suelo la cera líquida que se acumula en la parte superior del cirio. Sea en Sierpes, la Plaza de San Francisco o la Avenida de la Constitución, la nota predominante en el comportamiento de los niños es la mala educación y la falta de empatía con los cofrades que realizan Estación de Penitencia, repitiéndose conductas como insultos a los nazarenos, tirones de la túnica e insistencia infinita. Todo, por supuesto, culpa de unos padres irresponsables.
El desorden del Martes Santo. La reestructuración completa del Martes Santo, con recorrido de la carrera oficial a la inversa incluido, hay que perfilarla bastante. Se llegaron a superar durante algunos compases de la jornada los 40 minutos de adelanto, lo que se tradujo después en parones considerables para readaptarse a los horarios establecidos. Si ya de por sí fue complicado hacerse a un Martes Santo inusitado, fue aún más desconcertante al no cumplirse los horarios prefijados.
Botellona viendo las cofradías. A pesar de la recién proclamada ‘Ley Seca’, era de esperar que la gente cuya motivación principal para salir a la calle en Semana Santa, especialmente en la Madrugá, es el ambiente festivo y el consumo de alcohol, buscaría los recursos que hicieran falta para beber viendo cofradías. Y tampoco lo tenían muy complicado. Bastaba simplemente con traer el alcohol desde casa. Regueros de personas con sus lotes, yendo y viniendo, se pudieron observar la Madrugá del Viernes Santo. Una imagen que degrada nuestra Semana Santa. Mención aparte merecen las consecuencias que supone este tipo de consumo de alcohol en la calle: suciedad, gritos, posibles altercados y mala imagen. Los lugares de botellona en la Madrugá son muy fáciles de detectar, constituyendo el origen de la mayoría de los conflictos. Si la Policía Local multa a un grupo de jóvenes bebiendo alcohol en un descampado durante cualquier época del año, resulta incomprensible un mayor control de esta actividad en una noche clave para la ciudad. Una jornada perfecta para recaudar fondos municipales a base de multas.
Atrevimiento de las hermandades contra las previsiones meteorológicas. Parece que la presión social por salir a la calle cada vez es mayor. Si las cofradías de la Madrugá fueron atrevidas, las del Viernes Santo fueron un paso más allá. Se está extendiendo el comentario generalizado de “si solo han caído dos gotas”. Hay gente que va camino de medir la cantidad de agua que llueve según como les afecte a ellos. Y no. Cuando a una persona le caen dos gotas se seca al momento. En cambio, una sola gota ya es demasiado para una imagen de Martínez Montañés o unos bordados de Rodríguez Ojeda.
La imagen distorsionada de nuestra Semana Santa que proyectan los medios nacionales. Nos quejamos mucho, y con razón, de la cobertura informativa realizada por los medios de comunicación nacionales, generalmente desprovistas de rigor, faltas de documentación y simplemente motivadas por el sensacionalismo y la obtención de beneficios económicos, en detrimento de la responsabilidad social que dignifica a la profesión periodística. Esto proyecta una imagen distorsionada y dañina de nuestras tradiciones y nuestra cultura. Sin embargo, el cambio hay que empezar a construirlo desde el origen, solucionando los cuatro puntos anteriores, entre otros, con el fin de ofrecer los mínimos argumentos posibles a las entidades interesadas en desprestigiar nuestra Semana Santa.
Ufff y esa calle Pureza???? Vergonzoso