No lo olvidéis, seguimos aquí
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Plaza Oliver de Triana decorada con motivo de este 8M de 2021. | FOTO: María José Velasco.
Saray Albenca
@SarayAlbenca
Redactora de Triana Digital
Hoy me desperté pensando en el 8M, el feminismo y cómo nos afecta toda esta corriente a nuestra vida. Y claro, una se para y se pregunta: ¿pero tan importante es?
Accedo a las redes sociales para ver el impacto que está teniendo y el bombardeo de fotos y de publicaciones de mis conocidas, amigas y compañeras es tremendo. No se han olvidado de nuestro día. Es más, mi reflexión me lleva a percatarme de que quizá este año la repercusión y la presencia de esas publicaciones ha sido mayor. Me cuestiono el por qué de esta situación y me doy cuenta de que ha sido un año muy difícil para todos, por lo que la visibilidad de la mujer en esta pandemia que nos ha mantenido aislados ha sido aún menor: menos actividades feministas reflejadas en los medios, unos medios monopolizados solo por la enfermedad y sus cifras; menos posibilidades de hacer concentraciones, menos capacidad para mostrar la ausencia de la mujer en sus puestos de trabajo en una huelga que se ha hecho desde casa, teletrabajando.
Seguramente por eso las redes se han incendiado este año con una gran hoguera de guerra y lucha más presente que en años anteriores donde las mujeres nos podíamos lanzar a la calle sin ningún tipo de restricción a mostrar nuestra cara más guerrera.
Mi sorpresa viene cuando, entrando en una de mis redes personales, me encuentro un comentario en una de mis publicaciones sobre feminismo compartidas en mi tablón. La usuaria era una mujer joven, una antigua compañera de trabajo. No esperaba yo que en los tiempos que corren alguien de esa edad y que había tenido siempre un trato cordial conmigo pudiese demostrar jamás esa actitud, no solo machista, sino maleducada e ignorante acerca del tema. No se trata ya de mujeres que no ven el machismo, o que creen que el feminismo es radical en todas sus vertientes, sino que hablamos de mujeres que insultan y juzgan a otras mujeres a las que no conocen solo por el hecho de ser feministas.
Me ha invadido la tristeza al pensar que existen personas así y que están tan cerca de mí. Parece una ilusión, algo inventado, que ya no existe, hasta que te las encuentras. Sobra decir, que la publicación se ha llenado al momento de comentarios de mujeres que no estaban de acuerdo con ella y que la tachaban de ignorante por su opinión acerca de lo que hace o no una feminista. Por esta parte me he sentido tremendamente feliz de apreciar que son más las chicas que luchan cada día por mejorar el mundo y muy orgullosa de ver que estoy rodeada de ellas. Por educación y respeto (algo que ella no ha mostrado en ningún momento) he decidido despedirme de ella, dando por zanjada la conversación y deseándole un feliz Día de la Mujer, a lo que ella me ha dedicado un bonito “¡que tengáis un buen día, feminazis!”.
Después de esta “anécdota”, por llamarla de alguna manera, mi mente ha seguido dejándose llevar en busca de recuerdos similares. Al momento he evocado un claro ejemplo en mi cabeza. Y es que hace tan solo dos días, a las puertas de este 8M, se producía un tremendo y escandaloso altercado en la retransmisión de los Premios Goya. Unos inoportunos micros desvelaban la conversación que dos trabajadores de televisión tenían acerca de las actrices y celebridades que pasaban por la alfombra roja, mofándose de ellas y con tono burlón. Y quiso la providencia que los micros que captaron este diálogo fuesen de un directo de una red. Es lo que tienen las redes, tan inmediatas, que hacen que la información sea conocida por todos antes de que puedas si quiera reaccionar.
Estos dos chicos se dedicaban a valorar el aspecto físico de unas artistas que no estaban allí para modelar, sino por su trabajo. Como siempre, la mujer se veía una vez más reducida a un objeto de deseo o simple adorno, sin nada que pintar, ni ninguna razón para ser considerada de valor. No contentos con eso, sus declaraciones sobrepasaron todos los límites del buen gusto tildando a una de ellas de “puta” por el simple y llano hecho de poder hacerlo. Sí señores, leen ustedes bien. Porque sí, porque puedo, porque quiero decirlo. Aunque no tenga derecho a insultarla, no la conozca y no me haya hecho nada.
Entonces me he dado cuenta de que sí, el 8M es exactamente igual de importante de lo que pensaba, o incluso más. No, no exageramos. Estas cosas siguen pasando, todos los días, a todas las chicas. Y aunque el Covid 19 nos impida celebrar nuestro día como nos hubiese gustado, ni los gobiernos, ni las autonomías, ni las diputaciones provinciales han podido frenar ese sentimiento que tenemos.
Ni yo, ni muchas de nosotras hemos podido ir hoy a la concentración. ¿Los motivos? Salud, precaución, miedo o simplemente respeto a la enfermedad. Pero todas hemos estado presentes. Porque no lo olvidéis: seguimos aquí. Y no dejaremos de luchar pase lo que pase hasta que este tipo de desagradables sucesos pasen a formar parte de la historia y no de nuestro día a día. Juntas somos más fuertes. No nos callarán, hermanas. ¡Feliz Día de la Mujer!

Pancarta con motivo del 8M de 2021 en la Plaza Oliver de Triana. | FOTO: María José Velasco
Enhorabuena por tu magnífico trabajo, Saray. Toda mi generación ha luchado tanto…pero parece que se han quedado algunas atrás.