La estancia de la Estrella en San Jacinto
· Publicada ·

Virgen de la Estrella bajo palio frente al altar mayor de la Parroquia de San Jacinto durante su Veneración en la Cuaresma de 2021. | FOTO: Hermandad de la Estrella / Manuel Jesús Rodríguez Rechi.
Julio Martín
@JulioMartin97
Periodista
Corría el mediodía del pasado 1 de mayo de 2019, pocos días después de lo que fue un lúcido Domingo de Ramos, cuando la Hermandad de la Estrella volvía a encontrarse con la Parroquia de San Jacinto. Un traslado sencillo pero que generó una gran expectación. Más de cien hermanos acompañaban a sus titulares y muchos cofrades se daban cita en los pocos metros de distancia que separan su capilla de la que fue, es y será siempre su casa.
Los primeros días en San Jacinto transcurrían y eran bastantes los fieles y curiosos que entraban para grabar en sus recuerdos la imagen del Señor de las Penas y la Virgen de la Estrella en ese altar de la nave de la epístola de la parroquia, aquel que fue preparado en los días previos por la priostía de la hermandad.
Su estancia, a priori, tenía fecha de caducidad: aquella Semana Santa del año 2020, en la que ya se esperaba que la cofradía pudiera hacer su Estación de Penitencia desde su capilla ya reformada. Por lo que, sobre el papel, se antojaba complicado volver a contemplar a la Estrella partiendo desde allí una nueva tarde de Domingo de Ramos.
Durante los primeros meses, la vida de la hermandad seguía siendo igual, nuevas juras de reglas, cultos a las imágenes y la celebración del vigésimo aniversario de la Coronación de la Virgen en noviembre de 2019, en la que la imagen presidió la parroquia en un gran altar delante del retablo central.
Con la llegada de 2020, teniendo en cuenta cómo iban evolucionando las obras de la capilla, se iba levantando esa ilusión de poder ver salir a la cofradía de la Parroquia de San Jacinto, pero apareció la maldita pandemia en la que seguimos implicados, que hacía suspender la Semana Santa y convertía en imposible esa salida que seguiremos recordando en fotografías en blanco y negro.

Cristo de las Penas en el altar mayor, frente al retablo, de la Parroquia de San Jacinto durante su Veneración en la Cuaresma de 2021. | FOTO: Hermandad de la Estrella.
La Estrella también se confinó en su parroquia y vivió una desescalada paulatina durante la que fue recibiendo la visita de sus hermanos y devotos, como acción de gracias por haber podido superar esa primera etapa complicada que nos tocó vivir. Fue especial el vigésimo primer aniversario de la Coronación de la Virgen, primera vez que la imagen mariana presidió el altar mayor de la parroquia.
En los últimos meses hemos podido presenciar algo que sí quedará grabado en nuestras retinas: María Santísima de la Estrella bajo palio presidiendo la parroquia, en su altar de besamanos anual, ahora llamado veneración por las medidas sanitarias de la pandemia, así como la propia veneración del Señor de las Penas y el quinario de ambos titulares en un precioso altar que antecedía al altar mayor de San Jacinto.
En el día de hoy ha acabado esta segunda etapa, que será recordada con luces y sombras, con momentos especiales y únicos y con las ganas de haber podido presenciar otros más. Y es que la pasada madrugada se trasladaron las imágenes a su capilla, ya reformada, que será bendecida mañana, Viernes de Dolores, y que dará la bienvenida a los fieles con un altar extraordinario con motivo del Domingo de Ramos.
Es indudable que la Estrella ha brillado en San Jacinto, en su casa, y ha hecho que también lo haga la parroquia, dotándola de mucha más actividad, vida y visitas, algo que muestra que ambas partes se han visto muy favorecidas y recordaremos con esa espinita clavada de la ausencia de ese Domingo de Ramos tan especial, pero con grandes momentos grabados en nuestra memoria. San Jacinto fue, es y será la casa de la Estrella.