Biri de Triana: “Soy un bohemio y no quiero que nadie me cambie”
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Javier Fernández Maeso | @JaviFdezMaeso
Personaje popular de Triana por excelencia, pocos se imaginan la vida de película que ha tenido este vecino de El Tardón, de origen magrebí, desde su nacimiento el 17 de marzo de 1963 hasta hoy. Detrás de su fachada jovial y festiva se oculta una historia que sorprende a cualquiera.
Popularmente conocido en Sevilla como “El Biri de Triana”, su verdadero nombre es Mohamed Abdelatín y tiene 54 años. Vino al mundo en la calle General Franco de Tetuán, cuando la ciudad todavía pertenecía a España.
Sobre su lugar de nacimiento recuerda: “en Tetuán había sevillanos pero más gente del resto de España. También había hebreos. Era una colonia con muchos inmigrantes. Todavía hay colegios españoles, como Jacinto Benavente, Juan de la Cierva o Nuestra Señora del Pilar”. En Tetuán se instalaron bastantes españoles de la península tras la Guerra Civil y abrieron sus negocios, como bares donde se podía consumir alcohol, a pesar de ser pecado en Marruecos.
Como muchos saben, se le conoce como “Biri” por el mítico jugador del Sevilla FC Biri Biri. Sin embargo, no se le bautizó con este apodo en Sevilla, sino ya en Tetuán. “Cuando estaba en el colegio Jacinto Benavente jugaba al fútbol. Iba a Nuestra Señora del Pilar, donde había un campo inmenso. Se me daba muy bien. Me ponían zancadillas, me levantaba y metía gol”, cuenta.
Adoraba el deporte pero su sueño era ser piloto de aviones: “tenía algunos familiares locos militares que eran pilotos y ganaban mucho dinero. Me encantaba. En Marruecos se escogían todos los años cinco alumnos para formarse como militar piloto de aviones en la Academia General del Aire de la Base Aérea de San Javier en Murcia. Cuando terminé el COU y la Selectividad me trasladé con esa beca a Murcia. A los dos meses me dijeron que no podía ser piloto por problemas en la vista”.
El Biri tuvo que escoger otra rama profesional y, con sus buenas notas, tenía facilidad para elegir la ciudad de la península en la que estudiar becado Ingeniería Técnica. “Del norte de Marruecos casi todos los alumnos iban a Granada. Pero como yo tenía mejores notas pude elegir. Quise irme a Barcelona… Hasta que me dijeron que se daban asignaturas en catalán y yo no tenía idea de catalán”, explica.
Entonces eligió Sevilla porque “el título se valora más que en otras ciudades de Andalucía y tendría más posibilidades”. Así, en 1984 llegó a la capital hispalense para estudiar con una beca de la Embajada de Marruecos y se instaló en un apartamento de El Arenal.
- Fuiste vecino de El Pali cuando llegaste a Sevilla. Te alojaste en un ático de la calle Tomás de Ibarra, 8. El Pali vivía en el bajo.
– Siempre estaba cantando. Con la silla al revés y comiendo un montón. La madre me decía: “Biri, sube la comida. No quiero dejarla aquí en la cocina porque mi hijo se la come toda”. El Pali era muy agradable y una persona sabia. Conocía todo el terreno de El Rocío y me indicaba cómo tenía que ir.
La madre de El Pali me decía que me subiera la comida al ático para que su hijo no se la comiera
Se aventuró en una carrera de tres años que se alargaron hasta siete: “el primer año aprobé solo Álgebra en septiembre… Y porque me enteré de que si no aprobabas ninguna el primer curso te echaban”.
Después se puso las pilas y empezó a estudiar. “Tuve problemas con mi familia. Quería que volviera a Marruecos y me preguntaba qué hacía aquí”, apunta. Pero no quiso volver y comenzó a necesitar recursos económicos. “Empecé a vender flores y cosas. La necesidad agudiza el ingenio. Me encanta el comercio”, manifiesta.
Se quedó sin beca y se fijó en “el pastón” que ganaban las gitanas vendiendo flores. Cuando él “muchas veces no tenía dinero ni para un café”. Así fue como empezó a disfrazarse de manera temática según el momento del año. Lucía vestimenta de torero, de chulapo… “Llamaba la atención y vendía flores naturales (orquídeas el Día de los Enamorados, tulipanes, rosas que me traían de Holanda…). Hice bastante negocio”, expone.
Terminó la carrera y llegó la Expo ’92, donde llevó a cabo distintos proyectos eléctricos. “Trabajé en el Pabellón de Japón, en el de Tailandia, en el de Mónaco, en el de España…”, recuerda. Por otro lado comenta: “a Marruecos ya solo iba de vacaciones. Allí hubiera tenido trabajo seguro con un sueldo bajo al terminar la carrera. Te dan trabajo durante dos años pero no me llamaron. A lo mejor no puse el suficiente interés”.
Cuando terminó la Expo, en el año 93, se produjo una pronunciada crisis económica y El Biri aprovechó para montar su propia floristería en la calle Sánchez Arjona, actual Esperanza de Triana.
- ¿Por qué viniste a vivir a Triana?
– Con la crisis ya no podía pagar el apartamento que tenía en el centro. Entonces alquilé un piso en El Tardón, un barrio de artistas donde nacieron La Pantoja, Chiquetete, Los Morancos… Me gusta ese barrio. Un barrio humilde, de trabajadores. Además vivía cerca de la Facultad de Ingeniería Técnica, que estaba en Virgen de África.
- ¿Cómo fue la experiencia de la floristería?
– Tuvo un exitazo bastante gordo. Tenía una compañera de trabajo, María José Barragán. Ella era más trabajadora que yo. Hacía ramos y centros de flores. Yo no me paraba en la tienda o me salía fuera porque era bohemio. No me gusta estar en un sitio metido.
Mi floristería fue un exitazo pero yo no paraba en la tienda. Me salía fuera porque soy un bohemio
- ¿Por qué cerraste el negocio?
– Llegó un momento de crisis y no había tantas ventas como antes. Empezaron a abrir “los chinos”, que venden de todo. Ya la gente no es tan romántica, solo compra flores para bodas, bautizos…
Durante esta época estaba dado de alta como autónomo y combinaba su trabajo en la floristería con distintas “chapuzas” de electricidad que hacía por su cuenta, gestionando boletines y redes eléctricas de negocios o viviendas.
- Y estudias chino mandarín…
– Sí, acabé hace poco. Me encanta. Lo he estudiado durante cinco años. Iba a clases al colegio San Jacinto. Son clases para personas adultas que trabajan en Hacienda, en la banca o profesores. Me dieron una beca para ir a China pero la rechacé. Sé que en China hay un nivel de vida bajo, aunque al sitio que yo hubiera ido hay un nivel de vida alto. El problema es que a mí me gusta trabajar en verano y se saca más dinero aquí que en China.
El Biri no deja de sorprendernos. A su faceta de hablante de chino mandarín hay que añadirle la de intérprete, como figurante o extra en numerosas producciones audiovisuales. En 1986 hizo de “un árabe más” en la serie inglesa Harem, con Omar Sharif y Ava Gardner. “Soy nervioso trabajando en el cine, no me gusta estar quieto”, comenta al respecto. En 1989 apareció en la película Bajarse al moro, dirigida por el madrileño Fernando Colomo. “Hice de drogata”.
También hizo de repartidor de pan en la emblemática serie española Verano azul. En 2001 participó en el cortometraje Pensar mal de Álvaro Begines. Un año más tarde lo hizo en Poniente, película rodada en Córdoba, dirigida por Chus Gutiérrez y protagonizada, entre otros, por José Coronado, “un señor genial que trabaja muy bien”, según El Biri.
En Poniente se produce una redada de inmigrantes que trabajan “sin papeles y sin Seguridad Social”. En las épocas que hay mucha producción de frutas y demás desempeñan su labor en malas condiciones y, por consiguiente, se ponen en huelga. El Biri es uno de ellos. Pablo Carbonell contó con él en 2004 para el film Atún y chocolate, donde trabajaron María Barranco, Pedro Reyes, Esther Arroyo o el trianero Antonio Dechent. “Actores divertidos, geniales y maravillosos todos”, los define El Biri.
En Atún y chocolate interpreta a un traficante de droga que ha introducido en su cuerpo bolas de hachís para hacerlas llegar a la península en patera. Precisamente, el personaje que encarna Antonio Dechent lo secuestra y le extrae la mercancía empleando laxantes y amenazas. “Siempre me cogen de drogata”, apunta El Biri.
Durante el rodaje del film se produjo la graciosa anécdota de que El Biri “pensaba que tenía que cagar de verdad para expulsar las bolas de hachís. Llevaba aguantándome dos días y resulta que no hacía falta. La escena tuvo que repetirse tres veces porque no podía aguantar más y tuve que ir al servicio. La chavala que estaba detrás mía durante el rodaje se lo pasó genial”.
En «Atún y chocolate» pensaba que tenía que cagar de verdad
Haber hecho Poniente, Atún y chocolate y el corto Pensar mal le sirvió para que un representante de la academia donde está inscrito le dijera: “tu perfil nos vale para la escena de Juego de Tronos que se va a rodar en los Reales Alcázares”. Entonces, “me vistieron con traje árabe y mi papel consistía en pasear tranquilamente, con las manos detrás, comiéndole el coco a una chavala de catorce años para que fuera novia del rey”.
Omnipresente, de nuevo se le puede ver en 2014 de extra en Ocho apellidos vascos, la película más vista de la historia dentro de España y la segunda con más recaudación en el país. Su experiencia en el mundo de la producción audiovisual no se queda aquí, pues también participó en el cine erótico alemán durante los 80. “Me lo propusieron y no me importó”, explica.
- ¿Actualmente de qué vives?
– Soy autónomo, solo que ya no tengo el local y me ahorro pagarlo, además del impuesto de basura, el IRPF… Declaro cada tres meses. Pago unas tasas mensuales y siendo autónomo te esfuerzas más para sacar dinero como sea.
- Buena parte de tus ingresos provienen de tu actividad como vendedor ambulante. ¿De dónde sacas los productos tan originales que vendes como las chapas que llevas?
– Siempre investigo algún sitio donde me lo hagan. A menudo saco cosas nuevas. Como sabes, la necesidad agudiza el ingenio.
- ¿Sigues viviendo en Triana?
– Sí, en El Tardón. Ahora está subiendo otra vez el nivel de vida.
- ¿Tu equipo favorito?
– Soy del Barça con mucho orgullo y bético. Primero del Barça. Cuando estaba estudiando en el colegio Jacinto Benavente de Tetuán vinieron a visitarnos Johan Cruyff, que en paz descanse, Pirri, Amancio y muchos jugadores. Me gustaba ese equipo.
- ¿Qué cosas te gustan de Triana y cuáles no?
– Me gusta el diálogo y la comunicación. La gente sale y entra, está poco tiempo en la casa. Siempre está en la calle. Yo diría que casi todo me gusta de Triana. No siento que algo no me guste.
- ¿Cuál es tu lugar favorito del barrio?
– En general, todos. Triana ha mejorado bastante desde hace 40 años. Ahora me gusta mucho la parte peatonal de San Jacinto porque se llena de personas de todo el mundo que vienen a visitar el barrio. Le tengo cariño a El Tardón, pero no hay ese tipo de ambiente en las calles.
- ¿Por qué decidiste volcarte en la venta ambulante en vez de retomar tu trabajo de ingeniero técnico?
– Porque me gusta y disfruto, más que por necesidad. Me agrada escuchar a las personas y sus problemas, estar con uno y con otro, que me vayan contando cosas… Saber sobre todo escuchar. Vender en la calle me da para sobrevivir.
- En ese sentido eres un bohemio totalmente.
– Soy un bohemio. Me encanta ser como soy y esta forma de vida. Que nadie me cambie. Soy feliz. Muchas personas me quieren cambiar. Me preguntan qué me pasa o por qué no me quedo en casa sin salir. No me gusta estar atado, sobre todo a la edad que tengo yo. Son muchos años.
- ¿Y no echas nada de menos realizar trabajos de Ingeniería Técnica?
– Por ahora no. La cosa se ha complicado. No te pagan bien. Los materiales eléctricos cada vez son más exigentes y bastante caros. Se ve que con la crisis la gente demanda más cosas y si no cobras en condiciones, uno se arruina. Necesitaba montar otro tipo de empresa.
- ¿Qué significa para ti la vida?
– La vida hay que aprovecharla segundo a segundo, el momento que pase. No hay que pensar en el futuro ni cosas como “hay que ahorrar”. Llega un punto en el que es lo mejor para mí.
- ¿Cuál es tu ideología política? Lo mismo publicas en Instagram una foto tuya sosteniendo una bandera franquista que la de una bandera republicana colgada en las barandas de un balcón.
– Soy una persona neutral. Me da igual PP, PSOE, la izquierda, Podemos, Los Verdes… Pienso lo que pienso y eso nadie lo cambia.
- ¿Y qué piensas?
– Vivir al máximo y pasarlo bien.
- Pero, ¿estás a favor de la igualdad?
– Sí, pero en la igualdad creo un poquito. No mucho. Porque hay gente que cuanto más rica es se convierte en más rica. Una persona trabaja y lucha mucho pero luego otra que no trabaja tiene más dinero. Entonces no hay igualdad. De pequeño me quedaba muchas noches sin dormir estudiando y repasando. Me esforzaba bastante y sacaba buenas notas. Luego llegaba otro sin hacer nada y sacaba la misma nota que yo. No estoy de acuerdo.
- ¿Puede que tu ideología política se base en el folclore?
– Lo más bonito es no pensar. La alegría. Llegar a casa y no comerse el coco con lo que haya que pagar o hacer. No pensar es mejor. Así vivimos la vida y mantenemos bien nuestra mente.
- ¿La alegría que transmiten la forma de vivir y las tradiciones del barrio es con lo que realmente te quedas?
– Exacto. Te ayuda a tener la mente clara y sana. Estás tranquilo. Nadie te agobia.
- ¿En qué momento empezaste a realizar bailes y coreografías?
– De pequeño. Forma parte de la educación que me han dado en los colegios Jacinto Benavente o Juan de la Cierva. Siempre me ha gustado hacer deporte.
- ¿Y cómo lo comenzaste a desarrollar en Sevilla?
– Disfrutaba viendo cómo bailaban sevillanas y sé bailarlas. Incluso sé bailar las sevillanas boleras, que hay poca gente en Sevilla que sepa hacerlo.
- ¿De dónde nacen pasos propios o movimientos de baile característicos tuyos como “El Precipicio”?
– Es como un impulso. Sale solo de mi cuerpo.
Mohamed (Biri) eres único como persona y como personaje no hay quien te gané,hace reír y disfrutar a las personas que están a tu alrededor con la sonrisa siempre dibujada…Grande Biri!!
Biri eres una gran persona. Nos hemos tomado cervezas juntos y hasta un día a las 8 de la mañana chocolate con churros. Cuídate crack. UN ABRAZO.
Ole mi Biri! se te quiere tela!
La noche que conocí al que hoy es mi marido, el Biri se dió cuenta de nuestras miradas y le ofreció dos Margaritas para que me las regalará y sí comenzó nuestra relación.
La mejor sorpresa me la llevé el día e mi boda cuando apareció Mohamed para llenar mi camino asta el altar de pétalos de rosas.
Para mí fue un gran honor. Muchas gracias Mohamed, tu fuistes cómplice del comienzo de nuestra relación en la taberna marinera de Triana.
Muchas gracias de Fran y Carmen